Suena
eco del eco.
Se perdió el original
entre esas notas.
P. D. cáustica: «…no entiendo a los que hacen lo mismo que yo hice ayer…»
Suena
eco del eco.
Se perdió el original
entre esas notas.
P. D. cáustica: «…no entiendo a los que hacen lo mismo que yo hice ayer…»
No era la idea inicial de este blog. O sí. Compuesto sin receta, medidas ni ingredientes fijos, a lo que salga. Así marchamos: a los trompicones, oteando el horizonte y cambiando brújulas que señalan el norte. Convencida:
En este corazón convergen los recuerdos. Semana Santa de 1992. Y mis ojos se posan en una calle cercana a la recova que bordea la plaza principal de Salta, la linda. Allí se dispone un tendedero. Cuerdas que cruzan el aire y de las que penden dibujos, pinturas y poesías.
Lila, capelina y Marta. Ella observa mi avidez. Mi rápida recorrida por sus poemas. La intención no disimulada de aprendérmelos y generosa me indica que elija uno. Sólo uno. Con tinta lila lo dedica.
Marta es Salta y mi recuerdo. Marta es lila.