Vos sos vos
acá y en la China
que es como decir el mundo entero
¿me explico?
Te podés poner
disfraces
escafandra
trajecito de astronauta
fingir que te escapás
Y al final
vas con vos
a todas partes.
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Eje
La mina me pregunta
«quién sos», a bocajarro
y estrujo:
las excusas,
los por qué
la taza de café
el mate amargo,
el recuerdo lejano del ferné
el último pucho abandonado.
Las definiciones me naufragan.
A fin de cuentas todo es grupo
un chamuyo lastimero
para rozar almas
—ojalá la tuya,
especialmente la tuya―
y aún así
en medio de ese hato de palabras
alguna verdad
asume el costo de ser la que germina.
Soy el reflejo del espejo,
un punto de partida.
Soy la rechazada por mi madre
y la niña pequeña de mi padre.
Soy:
la que puede todos los excesos
pero no;
y los límites de las curvas que tienden a infinito,
los verbos sin conjugar
la dudosa de un Verbo
la escritora esdrújula
la que mira más allá del horizonte
la que adivina los matices
y se ensaya en tu sonrisa
Busco incansable
―ahora sabés―
el verso que cruja entre los dientes,
la última, íntima convicción de tu conciencia
la sombra de un grano de arena
en suma,
todo el universo
Sin brújula
Marabunta de fuegos encendidos
y más.
Al fondo un cuadrado
repleto de subterfugios.
La raíz mordida
y el cuadrante,
un astrolabio hincado en tierra,
cosa más triste no pudo haber
que este ciego
y trashumante
diálogo repetido.
Discurre mi petulante navío
por anchos mares
de Ud. embravecidos
Río humedales.
En pocas palabras
Pierdo la posibilidad
si magullo la esperanza.
Tras tus muros
mis nostalgias hacen nido
Giro concéntrica.
Estallo desafíos.
Inspiras
condiciones que no son
sino mis miedos
tras barrotes.
Doblego.
Sigo con ello,
sumergida.