Esto también es literatura, Lo que escribo

Un nuevo proyecto

Soy de quienes se aburren con facilidad. Necesito imperiosamente oxigenar las ideas, plantearme desafíos. Durante un tiempo este fue mi blog de cabecera, mi puerto. Después de muchos descansos y olvidos retornaba a él. Es lo que pasa con los amores: una se niega a pasar página, a descubrir otros rumbos. No lo abandono. Pasará a ocupar el lugar de hermano mayor. Es lo que toca.

Amigos, hoy nace el pequeño. Más que pequeño, hoy nace el de los micros. Los invito a la travesía de las pocas palabras.

Nos leemos –también– por aquí: Estación de micros

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Fotografia, Lo que escribo, Musica, Poesía

Improvisado como un jazz.

Mi sombra me da alcance. Trascartón mi voz habla por palabras de otros. Ser y no. La imaginación desboca ante la consigna: «Composición: Tema Libre». No. Dame límites o parámetros. Suelta sólo permanezco. Me adhiero al lugar y al presente como estampilla. ¡Pura vocación de filatelia y pegamento! Me llegan entre sueños tus llaves de escape, tus trucos de Houdini. Libro. Puerta abierta.

Book reader

Mes de agosto:
fecundas las palabras,
lates escritores

Amantes del jazz, ellos. Apenas aprendiz e incipiente escucha, yo. Bill Evans acuna melodías con su piano:

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Dibujos, Lo que escribo

Último destino.

Pasó otro Viernes creativo. Éste inauguró un nuevo mes y con él la llegada de otra imagen y la propuesta de la imaginación y de una historia. Cumplí puntual en aquel blog. Aquí llega en versión «diferida»:

S. de Andrey Osadchikh

La marea acercó la chalupa hasta la orilla. La débil embarcación, única sobreviviente del naufragio, llegaba a tierra.

– ¿Hay sobrevivientes? Preguntó una Alicia preocupada.

– Sólo veo a la familia Calamarco contestó un Luisito absorto, lamentando la pérdida de la tripulación.

En la orilla, la familia Cangrejetti acorta distancias de costado, consumiendo nervios y gastando esperanzas. Intuyen el desastre mientras esperan el Comunicado Oficial que no llega. Se anuda en la garganta de unos niños repentinamente enmudecidos.

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Fotografia, Lo que escribo, Poesía

Nada es definitivo.

Según la coma el significado; por eso mi sintaxis tiene final (y medio y principio) abierto. La lectura compromete la intención. Te comprometo. Te invito a la reflexión. Me interrogo. [Me] Tiendo trampas.
Escribo para dejar espacios en blanco y también espacios ciegos y confusos. Además, escribo para demostrar. Aunque no olvido que mi método preferido es la reducción al absurdo. Esa exageración que, al no corroborarse comprobará, por oposición, todo lo contrario. Debe usarse científicamente con cuidado. Tiene más punch, como todo lenguaje, y logra un mejor efecto en el lector, lo que se afirma en lugar de lo que se niega. En otras palabras, no es un artilugio que se gatille sin consecuencias. Se me dispara la memoria y atesoro recuerdos que se modifican, que se olvidan apenas. Por eso apelo a los axiomas, esos bichitos indemostrables. Ahí vas Infinito corriendo tras algún espejo.

Puro

Sin agregados
ni diluciones
ni alteraciones
Sin mácula

Sin registro de conductor
Salvaje y libre
Domina los destellos de la luna
Aúlla sueños desmalezados
Mientras parpadean
mis luces de asalto
En apogeo.

Sabrás a calma:
te sentencio
El olor a lluvia
no será muerte.

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