Agorera
Un destello de vulgaridad
dirá «llegaste»
donde pretendo leer
la palabra meta.
Pero la adultez,
esa domesticación,
implica comprender
que los fenómenos son
más allá,
muy a pesar,
del testigo y sus deseos.
Anhelante,
el aliento contiene mi suspenso.
Espectadora del final
escribo mis líneas,
oculto la que dicta
la palma de mi mano.
Vero!… Este es genial… Me gusta como escribes, pero al mismo tiempo sos ajena a eso que escribes, como si una fuera del tipo «Deux ex Machina» te dictara algo que al final desconoces, pues se lee cuando ha sido finalmente escrito.
Y es muy cierto eso de que «Los fenómenos son más allá,muy a pesar, del testigo y sus deseos»
Te dejo con las manos que dibujan manos de Escher. Abrazos. Aquileana 🙂
.https://lh4.googleusercontent.com/-Z_CXpQ5ylK0/VOYoClpF4wI/AAAAAAAAzB8/IvDWold_mXs/w506-h427/handsescher.jpg
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Tu reflexión es, además de precisa, acertada. Tal vez logre sin proponérmelo y sin advertirlo demasiado, un estado de transmisión poética; algo así como una médium de las letras. Como sea ¡no tengo la culpa! de mis creaciones (risas). 😛
Gracias por esas manos sin fin ni principio. 🙂
Un beso, V.
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Si, es probable que una vez que comienza no pudiese terminar o no supiera como. Me gusta
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Herido … » la adultez, esa domesticación …»
Un profundo y apretado abrazo, Verónica.
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Enrique, vos no conoces la complacencia. Nunca agacharás la cabeza ante la burguesía ni sus comodidades («esa» adultez). Un abrazo.
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Comprendido … vos estáis para mostrarme el camino, Verónica. La «adultez» no es mi amiga, nunca lo ha sido.
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La fatalidad de lo que me transmites es tan sutil como brutal. Verónica, comienzo a pensar que no sonreiré nunca con tus letras sin sentir un dejo culposo de complacencia (de «está bien, lo entiendo, sé lo terrible que es, pero…. de algún modo lo superaré»).
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Esa es la actitud. Sonreír en el breve resquicio en que se produce el fenómeno. Hay que apreciar el instante y (son)reír pese a lo fatal que nos circunda.
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IT’s interesting isn’t it how we try to write something and it’s like the fingers already know their way… Your poem reminds me of that xx
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Buena parte del mérito la tienen Uds., lectores, que con sus interpretaciones completan, agregan y agrandan los versos. 🙂
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Adultez, estupidez de adulto, insulto. Haciendo trampas al destino, esperando ver cómo acaba todo esto. Me gusta.
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Todo acaba en … ¡un nudo! (o dos) 😉 No somos más que aparente confusión.
Saludos.
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Qué leería una taranta en la palma de tu mano? Nos ocultamos las líneas y creemos llegar a las metas, y la meta final sólo la conocen los dioses.
Profundo y oscuro, metafísico, un beso desde la ciudad catártica.
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uhm!! (Reflexionando)
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Ajammmm (se rasca la sien en actitud de concentración).
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Oculto la que dicta la palma de mi mano. Espectacular ,como siempre, y que buena foto.
un beso vero.
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Oculto la fragilidad de esas líneas vitales hasta para mí misma, Ch. Prefiero la sorpresa del descubrimiento día a día. 🙂
Un beso sonoro.
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Me has dejado pensando, gracias.
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Y seguramente has resuelto la adivinanza.
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Parece críptico y sin embargo es agua clara que deja transparentar lo que esconden sus versos. Y por si algún reflejo no dejara ver, tu misma lo aclaras al finalizar, poeta.
Un enorme abrazo.
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Hay que dejarse llevar y dar crédito a las visiones. También ellas encierran verdades.
Un beso grande.
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«La domesticación de la adultez» no tiene desperdicio alguno.
Abrazos
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A veces, como la ocasión en la que escribí Agorera, estoy más cáustica que de costumbre.
Ese verso es ¡lapidario! Y me gusta por ello.
Un beso.
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Maravillosa fotografía, a la altura del maravilloso texto. La última estrofa es magnífica.
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Gracias por la porción que me toca. La fotografía ha sido un hallazgo, es cierto.
Saludos. 🙂
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me encanto eso de la domesticación… sip, me encanto ❤
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🙂 Gracias, Leyla. Pero mantén el alma joven y sé libre. No permitas que te domestiquen. Sigue mirando por esas lentes y capturando fotografías.
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Llegar lo que es llegar… cuando el cajón, entonces no hay remedio. A partir de ahí si alguien cuenta será mentira. Y mientras, se van cediendo sucesivas hormonas cuya pérdida lacia la carne. Acomodarse a los límites cuando lo que viene, una vez descubierto, es pura repetición ¿Es domesticación? Descubrir y elogiar la pereza, el rincón más cálido, la voz amiga, la mirada del perro, mirar hacia adentro ¿Es domesticación?
De la forma de la expresión y del estilo nada te digo ¿Qué se le puede decir a quien toca el idioma con su ala de ángel?
Besos que leen el poema de tu mano.
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Ay… ese paso final e inevitable y antes… ojalá ocurra la vejez y no una juventud trunca.
Un abrazo con soles en el horizonte.
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No tienes un botón para pulsar «Me encanta»
y me gusta no basta.
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Tus comentarios así como tus visitas son suficientes para mí. 🙂
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Tienes la costumbre de invitarme a una marea de sensaciones indescifrables sin domesticar a través de la palabra.
Genial.
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Preservemos ese efecto, pues. Mientras pueda, acaso logremos abolir a los domadores.
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