Fotografia, Poesía

Hay que desensillar hasta que aclare. [1]

Todo en ti fue naufragio

Todo en ti fue naufragioFoto: Madame Fastras

Profesión de fe.

Creo
– a esta altura de la piel gastada,
los ríos serpenteantes,
las palabras inconexas –
digo,
creo
– según estas circunstancias
y mi cruel profesión
de sepulturera de ilusiones vanas –
que mejor será tomarnos el buque,
armar la maleta y liar petates,
despellejar alforjas y alcancías,
subastar los bienes imposibles,
Pero jamás
– lo digo con temor y con decoro,
a modo de ruego –
digo,
jamás
apostillar la esperanza,
ni clavar bandera de remate
en estas ansias.

[1] Según el glosario de jergas y modismos argentinos,  implica esperar el momento oportuno, la ocasión, sin precipitarse. Se usa para indicar que cuando las situaciones son muy problemáticas  es preferible no hacer nada o mantenerse a la expectativa hasta que las cosas se calmen un poco.

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23 comentarios en “Hay que desensillar hasta que aclare. [1]

  1. Y sí, hasta en Macondo escampó, luego de la lluvia que parecía eterna. Hay que esperar que empiece a clarear, en lo interno, si es el caso, y en lo externo, que por mucho que nos esforcemos no podemos controlar.

    Un beso de ánimo primaveral, que aún se puede.

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    • Por alguna cuestión impresa en mis genes a mis virulentas reacciones de tana se contrapone cierta flema inglesa a la que recurro en tiempos de tormenta. A duras penas – y a fuerza de tropiezos, lo admito – me concentro en lo interior, único territorio de «mi» propiedad.

      Un beso de vamos todavía.

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  2. madamebovary dijo:

    NO TE SALVES

    No te quedes inmóvil
    al borde del camino
    no congeles el júbilo
    no quieras con desgana
    no te salves ahora
    ni nunca
    no te salves
    no te llenes de calma
    no reserves del mundo
    sólo un rincón tranquilo
    no dejes caer los párpados
    pesados como juicios
    no te quedes sin labios
    no te duermas sin sueño
    no te pienses sin sangre
    no te juzgues sin tiempo

    pero si
    pese a todo
    no puedes evitarlo
    y congelas el júbilo
    y quieres con desgana
    y te salvas ahora
    y te llenas de calma
    y reservas del mundo
    sólo un rincón tranquilo
    y dejas caer los párpados
    pesados como juicios
    y te secas sin labios
    y te duermes sin sueño
    y te piensas sin sangre
    y te juzgas sin tiempo
    y te quedas inmóvil
    al borde del camino
    y te salvas
    entonces
    no te quedes conmigo.

    Lo dice Mario Benedetti, y yo lo confirmo.

    Besos desde un otoño templado y lluvioso, como me gusta.

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    • Ya sabés – don Mario lo dice tan lindo – que salvarse (como acto individual, egoísta, sin contemplaciones sociales ni miramientos) es una cobardía. ¡Los ángeles paganos me libren de tal torpeza! Pero más, mucho más, me guarden de rodearme de gente de esa mala calaña.

      Besos templados y con fragancia de hierba mojada. (A la tormenta de la tarde y noche de ayer le sucede un sol que hace aflorar colores y aromas.)

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    • Ajajá. No tenía en mente a la sra. Storni al escribirlo y creo que el recuerdo que te inspira es una injusticia para con ella, aunque me halaga sobremanera. Me han dado ganas (y tendré que esperar a volver a casa) de revisar en mi biblioteca un ejemplar de su antología. Intento datar la fecha de su compra y por toda referencia recuerdo la librería, Tucumán, y mi década de los noventa. ¡Pura nostalgia de jazmines y azahares!
      Un beso primaveral, V. 😛

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Instilados de humor. Grageas de optimismo.