Comparto estas instrucciones preliminares para unirnos al mundo.
Se puso en el ojal la sonrisa.
Acomodó la flor de sus labios.
Delineó las estrellas de mar de sus ojos.
Y entendió
que beberse el mundo
no era una consigna
propicia para intentar
con agua salada.
Web de Vero B 
Estupendo poema, Verónica.
Un abrazo.
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🙂 Toda oportunidad es buena para saludarte con cariño, Isabel. Vuela un beso hasta vos.
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«Delineó las estrellas de mar de sus ojos.»
Impresionante.
Besos.
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En mi ¿defensa? diré que salió así. ¡No tuve nada que ver, Sr. Juez! 😉
Un beso.
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Muchas veces tenemos que parecer aquello que los demás quieren ver, aunque por dentro no sintamos más que dolor. Un bonito poema con mucho sentimiento. Un abrazo.
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Tal vez el afuera pueda contagiar lo que se siente dentro. Te envío un poco de sol y un beso.
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Bueno…es un gran paso el decirse a si mismo: «hoy voy a conseguirlo» luego, siempre nos encontramos con algún tropiezo, pero aún así, avanzamos unos pasos. Me encanta cuando escribes decidido y firme. Beso!
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Hay que mantener los objetivos claros para no distraer el camino a medida que se suceden los tropiezos. Mantenemos la vista firme en el horizonte. Un abrazo gigante. 🙂
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🙂
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… o amarga, Verónica.
Aprenderé a ponérmela en el ojal, yo también.
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También puede reemplazar al reloj o la corbata, Enrique. La sonrisa es el perfume más económico, menos usado en las grandes urbes y a todos nos agrada y nos sienta.
Un beso, mi buen amigo.
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Y entendió
que beberse el mundo
no era una consigna
propicia para intentar
con agua salada.
Bravo, V… Sos un orgullo nacional.
Te felicito. Abrazo grande para vos, Aquileana 😀
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Gracias, A. ¡Mirá que sos exagerada, eh! 😛 A lo sumo soy un orgullo local 😀 😀
Y si la cosa se pone peliaguda tendré que admitir que el orgullo ocupa todo mi ego. 😉
Besos, mi querida A.
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